El Hombre Ilustrado

“La ciencia se nos adelantó demasiado, con demasiada rapidez, y la gente se extravió en una maraña mecánica, dedicándose como niños a cosas bonitas: artefactos, helicópteros, cohetes; dando importancia a lo que no tenía importancia, preocupándose por las máquinas más que por el modo de dominar las máquinas”
Ray Bradbury

Ray Bradbury (1920-2012) fue un novelista norteamericano, principalmente dedicado a escribir ciencia ficció. Los temas que trata en sus textos son el miedo a la muerte, la atomización, la tecnología, la religión, la ética, etc.. Según él mismo señaló en una ocasión, su obra contiene una crítica, una crítica moral.

Vaya rareza – podrán exclamar algunxs – una editorial anarquista publicando un libro moralista de un escritor estadounidense, cristiano y conservador. Evidentemente, deberiamos gastar nuestros esfuerzos en editar a Kropotkin si nos preocupa la moralidad o a Amorós, si nos preocupa la tecnología. El problema de ésto, es que ambos autores dificilmente saldrán del círculo de lxs ya convencidxs y si decidimos embarcarnos en la aventura de la propaganda lo que nos deberia importar es propagar nuestras ideas, no al costo que sea pero si permitiendonos una pizca de flexbilidad.

Pero, vamos al punto, por qué editar “El hombre ilustrado”, por qué editar a Bradbury. Como se dijo anteriormente, la obra del estadounidense contiene una crítica moral, una crítica moral a la tecnología y a la individualización producida en masa. Creemos que ya casi nadie puede negar que la tecnología, en muchos casos, destruye al ser humano y lo convierte en esclavo de sus propios caprichos, que la industrialización y la promesa de la ilustración fracasó (si es que alguna vez fue cierto el hecho de que el progreso y la ciencia nos ayudarían a tener un mejor pasar) y que vivimos en una época sin espectativa alguna más que la de construir mejores procesadores, pantallas más grandes, parlantes que puedan sonar más fuerte, autos más rapidos, programas televisivos más estúpidos, etc…

Creemos que el problema de la tecnología y la destrucción de todo lo que nos quedaba de humanidad (o animalidad, según lo entienden algunxs) manifestada principalmente en las nuevas generaciones que ya no conoceran el contacto con sus pares y con su entorno sino es a través de una pantalla, es, ante todo, un problema ético.

Qué pasaría si las problemátias las dejasemos de tratar de forma política y las comenzaramos a ver como encrucijadas éticas? Sucedería que comenzaríamos a formar nuestra propia ética, nuestra propia moral, el sueño de Kropotkin y de muchos otrxs. Desde acá señalamos que la moralidad no tiene que ver con la castidad y la pureza religiosa (pésima imagen que evocamos mentalmente cada vez que leemos u oimos la palabra moral), sino con cómo tomamos decisiones en base a nuestras propias ideas y sentires, primer paso para iniciar una senda coherente en los tormentosos caminos de la anarquización de nuestra vida, nuestras relaciones, nuestro entorno y – como meta deseable y posible – la sociedad.

 

262 páginas

13,5×21

$3000 pesos

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